viernes, 26 de octubre de 2012

“Mi objetivo como artista es ser testigo de la época en la que vivo”

El reconocido orfebre Carlos Pallarols, heredero de una tradición familiar que enorgullece, se destaca por innovar en el oficio y otorgarle un aura propia a cada una de sus piezas. En una entrevista con Dínamo, contó sus impresiones e inspiraciones

Por Belén Ruiz 
Publicado en Revista Dínamo Cultura 
http://www.revistadinamo.com/?p=3061

No hi ha somnis impossibles, significa que no hay sueños imposibles en catalán. Aquella frase en la pared me reveló que no sólo estaba en un taller de arte si no que estaba en el refugio soñado por un artista. El orfebre mira la frase y expresa con el corazón: “Siempre soñé con este taller”.
Conocer el taller donde trabaja Carlos Daniel Pallarols (44) fue una experiencia mágica. Carlos es la séptima generación de orfebres consagrados de la familia Pallarols. Desde muy chico realizó importantes obras que forman parte del patrimonio cultural argentino, aunque confiesa que el patrimonio más grande que tiene son sus afectos y su tiempo.
Carlos es hijo de Juan Carlos Pallarols -el orfebre de los presidentes- con quien realizó, a los 16 años, el bastón de mando que utilizó Ricardo Alfonsín. Por un lado, Carlos mantiene la tradición familiar, pero, por el otro, se destaca por su carácter innovador en la orfebrería, con un estilo propio y actual. “Empecé a relacionarme con cosas y elementos que tuvieran que ver con mi época”, manifiesta.

¿Cuándo y cómo surge la orfebrería en los Pallarols? 
Carlos Pallarols: Hasta donde sabemos la historia arranca en 1750 en Barcelona, la casa matriz de los Pallarols. Te digo hasta donde sabemos porque, por los títulos nobiliarios que hemos heredado, suponen que no somos siete generaciones, sino que somos más. El primero de la dinastía es Vicente Pallarols, yo soy la cuarta generación de orfebres en la Argentina. El primero que llegó al país fue Rafael Pallarols, en 1804. Pero después de su lucha en las Invasiones Inglesas, decidió volver a Barcelona. Después, llegó mi bisabuelo y decidió quedarse cuando estalló la Guerra Civil Española porque volver a Barcelona era arriesgarse a que lo mataran. Los catalanes estaban muy prohibidos por el régimen de Franco. Por eso, mi bisabuelo decidió quedarse y a partir de ahí arrancan todas la generaciones en Buenos Aires.
¿Qué recuerdos tenés de tu infancia relacionados con el oficio y a qué edad comenzó tu curiosidad? 
CP: No sé en qué momento decidí que quería ser orfebre, pero puedo decir que desde que tengo conciencia siempre supe que quería serlo. Me gustaba mucho estar en el taller, era increíble que me dejaran estar en un lugar de adultos y tocar herramientas que otros pibes no las podían tocar. Para mí, el taller era un parque de diversiones. Nunca se me impuso el oficio, eso fue muy inteligente de parte de mis ancestros. Me echaban del taller y me mandaban a dibujar. Mi abuelo decía que para ser un buen artista había que gastar kilómetros de lápiz. No alcanzaba con golpetear o estar en el taller. La base de cualquier oficio es el dibujo.
¿Qué trasmitís vos como padre con respecto a la vocación?
CP: Transmito la pasión. Creo que es muy importante ser apasionado en la vida. Es como la sal en las comidas. Si vos le pones pasión a tu profesión todo se disfruta y sos feliz. La pasión es algo esencial para la vida de cualquier ser humano. A los jóvenes les recomiendo que para el futuro sean apasionados, y que elijan algo que cuando lo estás haciendo te aislás del mundo. Cuando encontrás algo así, aférrate a eso y dale para delante. Y no piensen en cuánto van a ganar porque pueden llegar a ser tipos con mucho dinero, pero ser unos frustrados. El tiempo es uno de los valores más importantes que tenemos en la vida. El tiempo y los afectos son las únicas cosas que vos no podes comprar con dinero. Si para vos la plata es un objetivo, te convertís en un esclavo.

Desde muy chico restauraste emblemáticas obras en plata para el ámbito cultural histórico, político, religioso ¿Cuál consideras el Everest de tu obra?
CP: Mi abuelo Carlos, uno de los grandes artistas de mi familia y uno de mis referentes, diseñó y construyó el féretro para Eva Perón. Pero en el año 1955 cuando estalla la Revolución Libertadora, unos militares lo obligaron a destruir la obra. Mi abuelo, con todo el dolor del mundo, tuvo que destruir una de sus obras más importantes. A los 30 años, me propusieron restaurar el tintero que utilizó Evita en la Legislatura donde ella tenía sus oficinas y recibía a la personas que se acercaban a pedir trabajo o lo que necesitaban. Era el tintero con el que tomaba los pedidos de las personas y tuve el honor de restaurarlo. Esa fue una de las restauraciones más lindas que hice, principalmente por quien lo utilizó y también por lo que sufrió mi abuelo cuando tuvo que destruir su obra para Evita.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en el mural conmemorativo a las víctimas del Holocausto y de los atentados a la Embajada de Israel y a la A.M.I.A? 
CP: Es una obra muy importante para mí. La pieza se exhibe en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Es el primer homenaje que le hizo la Iglesia católica al pueblo judío. Es una obra muy interesante porque logró que muchos judíos entren a la Catedral. Es un homenaje que le hicimos por pedido de la Casa Argentina de Israel. La pieza es un gran marco y en el medio tiene documentos rescatados de las ruinas de la Embajada de Israel, la A.M.I.A y también hay de los campos de concentración Treblinka y Auswitch. Son todos elementos rescatados de los escombros. Para mí, fue una experiencia muy fuerte. Después, hice una replica que está en la Iglesia Vaterunser de Berlín.
¿Cuál tu búsqueda artística?
CP: El quiebre sucedió cuando hice el Altar de la Catedral de Buenos Aires, a los 30 años. Es la pieza más importante que cualquier orfebre, en cuanto a lo religioso, puede aspirar. Cuando hice la pieza estaba muy conforme y feliz de haberla hecho, pero sentí que no me identificaba como un orfebre de esta época. Mi objetivo como artista es ser testigo de la época en la que vivo. Entonces empecé a relacionarme con cosas y elementos que tienen que ver con mi época.

Contanos de los nuevos conceptos que incorporaste en la orfebrería
CP: Empecé a investigar y relacionarme con diferentes diseñadores de moda. Cada diseñador es un mundo y tiene un estilo diferente. No son lo mismo Jorge Ibáñez, Francisco Ayala o Roberto Piazza. Después me gusta el tema de la tecnología. Una de las primeras cosas que hice fue punteros láser, después más cercano a esta época hice los pen drive de plata. Y lo último que hice fue, por pedido de Blackberry, unas fundas para el celular. La primera que hice fue para Deepak Chopra. Pero no solamente trabajo en plata sino que la combino con piedras, resinas, fibra óptica, con elementos que tienen que ver con esta época. Sin embargo, no reniego y sigo haciendo mates y marcos.
Gran parte de tu obra artística está dedicada a piezas para catas de vino ¿Qué cosas hay en común entre tu oficio y el de la gente ligada al vino?
CP: Hay muchos paralelismos con lo artesanal de un orfebre y la artesanía de generar un vino. Cuando construí mi propia copa de plata, un sommelier me dijo que la abertura era muy ancha para catar el aroma. Entonces le pedí que me explicara las proporciones de una copa de cata para construir una de plata. Le presenté la copa y se quedó maravillado. Empezó a experimentar la diferencia entre beber en cristal y plata. Lo que descubrió es que la plata al ser una buena conductora toma rápidamente la temperatura del metal y conserva más tiempo el vino en su temperatura ideal.
¿Qué satisfacciones te da tu oficio? 
CP: Una de las cosas que agradezco de mi oficio es que me permite conocer todos los días a personas nuevas. Cuando viene alguien y quiere hacer un regalo, le cuento que quiero plasmar todos los elementos de la persona que vamos a agasajar con la obra. Les pido que me cuenten un poco de su vida y ahí es cuando surgen los verdaderos elementos que necesito para generar la obra y para que quien lo reciba se sienta realmente identificado. Cuando termino la obra y ellos la ven, disfruto poder ver en su mirada la emoción que le generó sentirse identificado con la obra, eso para mí es el aplauso. La persona está mirando la obra y yo estoy mirando sus ojos.

Me gustaría que me cuentes alguna experiencia especial o un momento que te haya marcado a lo largo de este camino como artista. 
CP: Tengo una historia que me dejó de regalo un amigo que conocí a través de mi trabajo. Hoy es uno de mis mejores amigos y mi abogado. Él me pidió una obra para regalar, que hable de la generosidad y que fuera un mate. Entonces le diseñé un mate tipo calabaza, que de un lado tenía las iniciales de quien lo recibió y del otro lado le diseñé unas manos abiertas, en posición de ofrecer. La pieza la acompañé con una carta donde le contaba a este señor en qué había pensado cuando diseñé el mate. Le conté que cuando uno tiene las manos abiertas tiene grandes posibilidades de que le quiten, pero también tiene muchas posibilidades de recibir. Si vos tenes la mano cerrada, es imposible que alguien te saque algo, pero también es imposible que alguien te dé. Por eso, es mucho más lindo vivir con las manos abiertas.
¿Con qué te conectas al momento de crear tus obras? 
CP: Las piezas tienen que tener espíritu. Una obra tiene que tener vida propia. Que pase de ser un elemento inerte a una pieza que te cuente algo. Pero la inspiración no es mágica. Yo trabajé toda mi vida y sigo trabajando para mejorar mis capacidades. “Cuando llegue la inspiración, que me sorprenda trabajando”, decía Picasso.


Fotos: Gastón Bardy 


jueves, 28 de junio de 2012

La leyenda del bajo eléctrico llegó a Argentina


El bajista estadounidense Jeff Berlin está en Buenos Aires, donde se presentará este jueves 28 de junio en el teatro IFT a las 21, acompañado de Richard Drexler en piano-contrabajo y Mike Clark en batería.


Por Belén Ruiz
Publicado en Revista Dinamo Cultura: 
http://www.revistadinamo.com/?p=2641


Jeff Berlin es considerado uno de los mejores bajistas de la historia del bajo eléctrico. Es un referente para músicos de jazz, rock, funk y blues por la gran cantidad de técnicas y conceptos nuevos que aportó como bajista. A lo largo de su trayectoria tocó con músicos de la talla de Pat Metheny, Yes, Allan Holdsworth, Van Halen, Rush, Frank Zappa, Bill Evans, Jaco Pastorius, Stanley Clarke, Bill Bruford, Al DiMeola, Mike Stern, Dave Liebman, entre otros.

Cuando era chico tocaba el violín hasta que el bajo entró en su vida para siempre. Logró distinguirse de otros bajistas por sus innovadoras técnicas. Es pionero en el uso del slap y del tapping a dos manos. También es reconocido por su enseñanza y educación musical motivo por el cual fundó el Instituto Players School y el Bass Institute of Technology.

¿Cómo fue la transición del violín al bajo eléctrico en su adolescencia?
Empecé a tocar el violín cuando era muy chico porque tenía una familia relacionada con la música. Mi padre era cantante de ópera y mi madre tocaba el piano. Desde muy chico sentí que tenía un talento con la música. Primero me gusto el violín y lo toque por 3 años. Pero realmente mi corazón no estaba conectado con el violín, no lo sentía mi pasión. Cuando The Beatles entró en la vida de todos nosotros en los años sesenta algo cambió en mí. Tenía 14 años y a penas los escuché, decidí que iba a empezar a tocar el bajo. El día que compré mi primer bajo supe que lo iba a tocar para toda la vida.

Sos un referente esencial para la historia del bajo eléctrico, ¿qué técnicas y conceptos aportó que lo diferencian de otros bajistas?
No me gustan los clichés y nunca quiero repetirme cuando toco el bajo. Me gusta representar armonía y melodía. Mi intención es tocar el bajo como un piano o saxo; busco poner mis dedos en donde no los había puesto antes. Esa es mi filosofía cuando toco el bajo, por esa razón mi manera de tocar es diferente a la de otros bajistas que usualmente tocan grooves o ritmos repetidos.

Muchos colegas te admiran y destacan tu forma de tocar, ¿cómo es tu relación con el bajista Jaco Pastorius?
Jaco Pastorius es el bajista número uno de la historia del bajo eléctrico. Todos los bajistas estamos en el segundo nivel porque Jaco es único y original. Un día tocamos juntos y después de tocar me dijo que yo toco los solos mejor que él. Pero yo no soy mejor bajista que Jaco, sin duda él es el mejor de la historia.

¿Qué nos podés adelantar de la presentación del jueves en Buenos Aires?
Tenemos un repertorio donde repasaremos temas de jazz, canciones de mi autoría, improvisaciones y un tema que me emociona mucho tocar, Ave María de Franz Schubert, entre otros. Comparto el show con el pianista Richard Drexler y el baterista Mike Clark y la idea es elegir canciones en donde los tres nos expresemos, porque el show es de los tres.

¿Cuál es la conexión musical que tiene con Richard Drexler y Mike Clark para lograr un trío simbiótico?
Clark es uno de los mejores bateristas de jazz con los que yo he tocado. En la comunidad de los bateristas es muy famosos por su manera de tocar funk. Drexler es un músico que conocí en Florida y descubrí que hay un genio que vive en mi pueblo. Él es el mejor pianista de jazz y también un gran contrabajista. Drexler es oro porque descubrí a alguien que puede tocar dos instrumentos con gran talento. Sin duda son con los que prefiero tocar y además somos muy buenos amigos.

¿Qué músicos argentinos admiras?
Hay dos músicos que en este momento son mis favoritos en este país; el baterista Quintino Cinalli y el pianista Álvaro Torres. Hace unos días me presenté en Venado Tuerto junto a ellos. Tuvimos una gran conexión, fue algo orgánico. Son los mejores músicos que he conocido aquí, ellos son verdaderos maestros.

¿Cuáles son tus próximos proyectos y futuras búsquedas sonoras?
Voy a grabar un disco de música clásica con mi bajo, un piano, violines y cellos. Quiero grabar ese disco por mi historia con el violín. Para mí es muy importante la música clásica. No es fácil representar esa música en el bajo eléctrico pero esa es mi idea y es lo que voy a hacer próximamente. Me gustaría representar composiciones de Schubert, Chopin, entre otros.

A lo largo de tu trayectoria tocaste con reconocidos y talentosos músicos, ¿con quiénes recuerda una conexión musical particular o alguna anécdota inolvidable?
Mi vida está llena de experiencias con músicos constantemente. Todos ellos me ayudaron a ser el bajista que soy. No existe el momento más increíble… Excepto por uno. ¿Quieres oír una historia? Me ocurrió una vez y nunca más. Una vez toque en un club en Los Angeles en los años ochenta. De repente sentí que no estaba en mi cuerpo y me miraba mientras tocaba mi bajo. Fue la primera y única vez que me ocurrió esa experiencia. Sentí que no estuve en mi cuerpo. Percibía una distancia entre mis manos y la música que tocaba. Era un espectador de mi cuerpo tocando. Recuerdo que tocaba de forma fluida, casi sin esfuerzo y todas las notas eran increíbles, lo que oía en ese momento me impactó e impresionó mucho. Pero nunca volví a tener esa experiencia otra vez.


Belén Ruiz
belenruizj@gmail.com


martes, 22 de mayo de 2012

Tango y mística en Bogotá


Texto y Fotos por Belén Ruiz 
Publicado en Revista Dínamo Cultura
http://www.revistadinamo.com/?p=2352


Por primera vez, en cincuenta años de trayectoria, la diva del tango cantó en Colombia y conquistó a más 50.000 espectadores en la plaza céntrica de la capital. Una noche de tango cerró el XIII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.

El día del concierto estaba todo perfectamente en su lugar a excepción del clima, que parecía no estar a favor. Las cabalísticas palabras “Pugliese, Pugliese, Pugliese” fueron pronunciadas al universo por el productor de Amelita, Sebastián Barbui, para ahuyentar a la lluvia. Por la tarde, Barbui se encontraba en el escenario de la Plaza de Bolívar para la prueba de sonido. Gran parte del público estaba allí firme y aguardaba su lugar para la noche.

De pronto, unas gotas empezaron a caer. La capital está acostumbrada a la lluvia. El productor se quedó tranquilo cuando le informaron que jamás se suspendió un show por el agua. Casi como un milagro, antes de que caiga la tarde el cielo se abrió y salió el sol. Gracias Pugliese.

La enorme felicidad de Amelita se percibía en todas partes y adentro de uno mismo. La magia de la noche empezaba a hacerse eterna. Bogotá se había parado para el gran cierre del festival y cuando hay grandes eventos la seguridad de la ciudad se  vuelve extrema.

Todas las calles se encontraban cortadas y llenas de militares, policías y personal de seguridad. Es una sociedad muy golpeada que aún hoy sigue luchando por la paz, la libertad y los derechos humanos que todavía tienen arrebatados. Por eso el pueblo valora este tipo de encuentros culturales y artísticos que le devuelve alegrías y libertades.

El show comenzó con la Orquesta Sinfónica Nacional hasta que en el tercer tema apareció la diva del tango. “Finalmente puedo decir: Buenas noches Colombia por primera vez en mi vida”, expresó conmovida Amelita.  La ovación y los aplausos del público representaban la felicidad y  la emoción colectiva de aquella noche.

Una vez más, Amelita se convirtió en una embajadora argentina; fragmentos de nuestra ciudad porteña fueron manifestados y bienvenidos en la tierra colombiana. La fuerza latinoamericana se unió y bajo una comunión cultural, Amelita interpretó “La Primera Palabra” de Piazzolla y Ferrer. “América cántame bien, América grítame bien y América parime en español”, cantó con potencia Baltar para inaugurar su concierto.

La Orquesta Sinfónica Nacional demostró un gran virtuosismo en cada uno de los arreglos del repertorio de Piazzolla. La orquesta tuvo solo dos ensayos con Amelita  pero su compromiso y profesionalismo logró una limpia y perfecta melodía que acompañó  de forma simbiótica a Baltar. 

El concierto siguió con una historia de amor que se expresa en “Los paraguas de Buenos Aires” y luego con “Vamos Nina”, una canción que nació en París del 71. "Cuando estábamos allí con los bolsillos bien delgados, entramos a un cafetín donde había una mujer tomando alcohol con un perrito al lado. Ferrer se dio cuenta que no era todo lo feliz que parecía y le escribió esta canción", recordó Amelita. 

El momento más esperado fue cuando cantó su nuevo tema “Sería fácil decir”, un poema que escribió años atrás cuando estudiaba armonía poética con Homero Expósito. La música fue compuesta por Sebastián Barbui, su músico y productor. Es un tango de amor con una melodía fresca y virtuosa que entra directo al cuerpo de quien lo escucha. 

La canción preferida de Amelita de la trilogía de baladas de Piazzolla y Ferrer es “Balada para mi muerte”. Uno de los momentos más emotivos fue cuando la interpretó. Al final del tema con una mano en el corazón y con el alma abierta, soltó el mensaje: “La felicidad que tengo en el pecho al estar aquí con ustedes”. Con los ojos inundados y la emoción atragantada no pudo seguir con sus palabras, pero en ese momento salió el público a ovacionar y devolver el abrazo. El repertorio continuó con “Violetas populares”, de Mario Trejo y Piazzolla dedicada a  Violeta Parra.

Llegó el momento de la despedida con la canción que se convirtió en el himno de Amelita, Piazzolla y Ferrer, “Balada para un loco”.  La interpretación de la balada logró los puntos de dramatismo más fuertes. La entrega de Amelita y la orquesta durante todo el concierto fue extrema y la reciprocidad con el público, constante. El concierto terminó y la felicidad y la emoción de Amelita era inmensa. “Hace mucho que no era tan feliz cantando”,  confesó Amelita desde su corazón. 



Un festival, un homenaje y Piazzolla


El sonido porteño del bandoneón y la voz de la musa inspiradora de Piazzolla fueron los elegidos para realizar un homenaje de parte de Colombia a la cultura argentina. Amelita Baltar fue la artista invitada para la clausura del XIII Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá (FITB).

Baltar se presentó junto a la Orquesta Sinfónica de Colombia la noche del domingo 8 de abril en la Plaza de Bolívar ante más de 50.000 personas. El homenaje fue un reconocimiento a la fallecida argentina Fanny Mikey, fundadora del festival. En el cierre, también se presentó el tanguero Juan Carlos Godoy.

El FITB se realiza cada dos años en la capital colombiana. A partir del 23 de marzo y hasta el 8 de abril de 2012 transcurrió la versión número XIII del festival que contó con 32 países, 63 compañías internacionales y más de 180 grupos colombianos. Amelita y su productor, Sebastián Barbui, llegaron a Bogotá tres días antes del show para ensayar con la orquesta el repertorio de Astor Piazzolla.




     
Belén Ruiz

jueves, 10 de mayo de 2012

Ariel Hernández revela su Tango Groove


Texto y Fotos por Belén Ruiz
Publicado en Revista Dínamo Cultura 
http://www.revistadinamo.com/?p=2412

El bandoneonista y compositor Ariel Hernández presenta su nuevo disco Tango Groove el próximo sábado 5 de Mayo a las 21.30 en el histórico Auditorio Kraft. Estará acompañado de Lila Horovitz en contrabajo, Martín Robbio en piano y Katharina Deissler en violín. La banda invitada es Barbui & Le Troupe.

“Volver después de 20 años de recorrer el mundo y hacer la presentación mundial del álbum en Buenos Aires demuestra que quiero compartirlo en la Argentina antes que en cualquier parte del mundo”, confiesa.


Con su música, recorrió distintos escenarios de Europa con un sonido neotangero que renueva los ritmos sin dejar de transmitir la raíz original del tango. Además, Hernández retornó a su tierra natal para integrar una vez más y de forma definitiva la banda de Amelita Baltar.

Tango Groove es una producción instrumental con un estilo propio e innovador. El sonido respeta todos los patrones del tango y tiene influencias del flamenco, jazz, clásico, pop y elementos electrónicos. El artista considera que el disco tiene formulas rítmicas y melódicas totalmente novedosas que pueden atraer a distintas generaciones.

Su cuarteto se completa con Horovitz, Peñaloza y Ana Hernández. “Tanto en España como en el norte de Europa, al cuarteto lo definen como la modernidad del tango. Está integrado por dos hombres y dos mujeres. Creo que ese equilibrio juega a favor del sonido final. Aparte, establecemos el concepto del groove en el tango y un swing tanguero especial”, afirma.

El músico y productor Sebastián Barbui tuvo la iniciativa de presentar el disco en Buenos Aires, con la intención de promover la cultura del tango contemporáneo. “Me encanta ver que hay tanta gente volcada al tango, tantos bandoneonistas jóvenes y tanta gente que se está formando en el género. Es fundamental para que la música de Buenos Aires siga viva y esté en crecimiento y evolución”.

La producción artística del disco está a cargo de Jacobo Aguirre y los músicos invitados son Barbui en guitarra y el español Chico Fargas en percusión.

Ariel Hernández compartió escenarios y colaboró en producciones con figuras de la talla de Paquito de Rivera, Vicente Amigo, Rubén Juárez, Amelita Baltar, Bersuit Bergarabat, Tony Zenet, Antonio Bartrina (Tango Jondo), Malevaje y las principales orquestas sinfónicas de España. También es el director y creador del grupo español “Che Camerata”.



Belén Ruiz
belenruizj@gmail.com

Atahualpa Yupanqui, 20 años sin él


Por Belén Ruiz
Publicado en Revista Dínamo Cultura
http://www.revistadinamo.com/?p=2508



Este miércoles 23 de mayo se cumple el aniversario de la muerte del hombre que revolucionó con su música y poesía la cultura latinoamericana

Héctor Roberto Chavero, su nombre real, murió el 23 de mayo de 1992 a los 84 años en Nimes, Francia. Él mismo se bautizó con el nombre Atahualpa, en referencia al Cacique Inca, y el apellido Yupanqui que significa en quechua “al que viene de tierras lejanas para decir algo”.

Atahualpa se convirtió en un icono y emblema no solo para el folklore sino para toda la música. A lo largo de su carrera eligió un perfil que iba a contramano de los cánones de la industria. Marco el camino de muchos artistas y dejó la huella de sus pensamientos cargados de profundidad y sabiduría.

En su extensa obra aparecen canciones como "La alabanza", "El arriero", "Coplas del payador perseguido", "Los ejes de mi carreta", "Piedra y camino", "Viene clareando",  “Milonga del peón de campo”, entre otras. A éstas se suman libros como Piedra sola (1941), Aires indios (1943), Cerro Bayo (1946), Tierra que anda (1948), El payador perseguido (1964), El canto del viento (1965), Guitarra (1972), Del algarrobo al cerezo (1977) y La capataza (1992).


Belén Ruiz
belenruizj@gmail.com